El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, tuvo un encuentro el domingo en Roma con el ministro de Exteriores de China, Wang Yi, en el que le trasladó sus preocupaciones por los derechos humanos, en momentos de tensión entre las dos potencias, informó la Casa Blanca.
Blinken expresó su oposición a las acciones de China que van “en contra” de los intereses y valores estadounidenses, “incluidas acciones relacionadas con los derechos humanos, Xinjiang, Tíbet, Hong Kong, los mares de China Oriental y Meridional y Taiwán”, dijo en un comunicado el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
El secretario de Estado también remarcó las áreas en las que, según dijo, confluyen los intereses comunes de ambas potencias, como “Corea del Norte, Birmania, Irán, Afganistán y la crisis climática”.
Además, Blinken “ha destacado la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación para gestionar de manera responsable la competencia entre Estados Unidos y la República Popular China”.
La reunión se celebró en la capital italiana, donde ambos diplomáticos asisten a la cumbre del G20.
Este fue el segundo encuentro entre Blinken y Wang después de la tormentosa reunión de Alaska en marzo, donde la delegación china reprendió a la estadounidense frente a las cámaras de televisión.
Las tensiones son altas entre las dos economías más grandes del mundo en un muchos frentes, incluyendo el comercio, los derechos humanos, Taiwán y la pandemia de covid-19.
Por ese motivo, “el Secretario Blinken subrayó la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación para gestionar de forma responsable la competencia entre Estados Unidos y la República Popular China”, decía el comunicado.
A principios de esta semana, Washington ordenó a China Telecom Americas que descontinuara sus servicios en un plazo de 60 días, poniendo fin a casi dos décadas de operaciones en el país y aumentando la tensión en las relaciones entre los dos países.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha seguido adelante con una política comercial de línea dura contra Pekín, en línea con la de su predecesor, Donald Trump, cuyo enfoque provocó un aumento de las tensiones.
Taiwán es uno de los temas que más conflicto genera en las relaciones bilaterales entre ambas potencias, ya que la isla denuncia con el apoyo de Washington los constantes sobrevuelos de aviones militares chinos en el espacio aéreo taiwanés. Pekín considera Taiwán como parte de su territorio pese a que es independiente ‘de facto’ desde el final de la guerra civil china en 1959.
China reclama que la isla autónoma, aliada de Estados Unidos, es suya y promete que la retomará algún día, por la fuerza si es necesario. Y a principios de este mes, Washington confirmó que un pequeño número de tropas estadounidenses se encuentra en la isla para ayudar en labores de entrenamiento.
El martes, Blinken pidió que se permita a Taiwán una mayor participación en las agencias de la ONU, aunque Pekín insistió en que no tiene lugar en el escenario diplomático mundial.
Biden también ha reprendido a Pekín por sus amenazas sobre Taiwán. Este mes dijo que Estados Unidos estaba listo para defender a la isla de una invasión china, aunque la Casa Blanca rápidamente desdijo esos comentarios en medio de advertencias de Pekín, continuando con una estrategia de ambigüedad sobre si intervendría militarmente si China atacaba.